Síndrome de la Cintilla Ilio-Tibial
Aunque hayamos nacido para correr, hace tiempo que perdimos algunos de los automatismos evolutivos naturales y hoy en día, los errores de entrenamiento, las descompensaciones o la falta de un material o técnica adecuada de carrera se postulan como responsables de casi el 60% de las lesiones de los corredores.
¿Qué es el síndrome de la cintilla iliotibial o rodilla del corredor?
La Tendinopatía de la Cintilla Iliotibial o Rodilla del Corredor es una lesión por sobreuso que afecta a la Banda Iliotibial y se caracteriza por la aparición de dolor en la cara lateral de la rodilla, donde se produce una fricción entre la cintilla y el cóndilo femoral lateral. Es una lesión muy frecuente en los corredores de media y larga distancia pero no es exclusivo de ellos.
En deportes como el Running, Ciclismo, Remo e incluso subidos a una Elíptica en el gimnasio, donde los ciclos de flexión son patentes, el Tensor de la Fascia Lata y la Cintilla Iliotibial del deportista ayudan a la estabilidad de la flexión de la cadera y rodilla, y sus posiciones se van compensando, pero las repetidas flexo-extensiones con carga aumentan la fricción de estas estructuras, pudiendo provocar su inflamación o su deterioro.
¿Cuáles son sus causas?
Como en muchas de las lesiones, suele ser provocada por múltiples factores, aunque siempre por una cadena lesional descendente (desde la cadera hacia la rodilla) o bien por una cadena lesional ascendente (desde el pie hacia la rodilla).
En ocasiones el problema empieza en los músculos abductores de la cadera, que por debilidad o fatiga no estabilizan la pelvis. Otras estructuras intentan compensar. A esto podría sumarse un exceso de pronación del pie, para conseguir una aproximación y rotación interna adecuada de la pierna, iniciando el mecanismo de sobrecarga y lesión. En estos casos la combinación de estiramientos, fortalecimiento de la musculatura de la pelvis, aductores y abductores o la modificación de la técnica de carrera pueden ser la solución a largo plazo de los corredores. Los estudios 3D de la carrera nos informarán de disbalances, mala técnica de carrera o insuficiencia muscular y nos ayudarán a programar un trabajo específico de compensación que, con frecuencia, se descuida.
En otros casos la mala técnica de carrera, un inadecuado, que no malo, calzado deportivo o unas características biomecánicas anormales están implicadas en el desarrollo de la lesión. Los traumatólogos especialistas en tratar esta lesión en corredores deben tener una profunda comprensión de la biomecánica de la carrera y que lesiones la pueden alterar para poder realizar un correcto asesoramiento y deben apoyarse en profesionales especializados en biomecánica de la carrera.
Se ha postulado que el corredor con pies excesivamente pronados (apoyan hacia dentro) tiene predisposición a lesiones que ocurren con mayor frecuencia en la parte medial de la extremidad inferior como el Síndrome de Stress Tibial; Síndrome Dolor Patelofemoral o Tendinitis del Tibial Posterior debido a un movimiento excesivo de la articulación subastragalina. En cambio los corredores con rigidez de esta estructura y falta de absorción de impactos tienen más predisposición a lesiones localizadas en la cara lateral de la extremidad inferior: Síndrome de Fricción de la Banda Iliotibial; Tendinitis de los Peroneos, Fracturas por Stress de Metatarsianos, Burstis Trocantérica o la Fascitis Plantar.
Un asesoramiento profesional sobre la elección de una adecuada zapatilla, así como el material más óptimo para absorber el impacto, sería muy beneficioso para minimizar el riesgo de esta lesión.
Es importante volver a subrayar, que nunca suele existir una alteración aislada para que al final se sufra del ´Síndrome de la Cintilla Iliotibial’, perfectamente pueden coexistir varias alteraciones, en una cadena lesional ascendente o descendente.
¿Cómo se diagnostica?
La exploración clínica es la base del diagnóstico. Es fundamental tener presente este cuadro clínico para no confundirlo con otros más habituales. Para ello se explora la rigidez de estructuras de la cadena, con Pruebas de Thomas (se flexiona la cadera al máximo y se comprueba si la rodilla contraria se encoge) y la Prueba de Ober (se ve si la abducción y extensión de la cadera está limitada). Las pruebas de imagen no son fundamentales, pero pueden estar indicadas.
La Ecografía permite comparar en tiempo real con el lado sano y realizar seguimiento evolutivo, además de tratamientos dirigidos.
La Resonancia Nuclear Magnética puede objetivar signos de Entesopatía, Bursitis o Engrosamiento de la Cintilla en la zona del cóndilo femoral lateral de la rodilla.
¿Cuál será el tratamiento de este síndrome en sus fases iniciales?
En primer lugar es totalmente necesario dejar de rodar. La modificación de la actividad es imprescindible para obtener una mejoría significativa. Las medidas antiinflamatorias (hielo, antiinflamatorios, corticoides y fisioterapia) fracasarán si no se interrumpe la carrera a pie o la bicicleta en el caso de ciclismo.
El inconveniente de esta lesión es que dificulta mucho el mantenimiento de la capacidad aeróbica, debido a que la bicicleta, la máquina elíptica y el aqua-jogging también provocan síntomas en la zona, debido a que la rodilla realiza flexo-extensión en todos ellos. En las primeras dos semanas deben evitarse, pero puede autorizarse la natación sin patada.
Las infiltraciones con corticoides permiten un rápido control de los síntomas inflamatorios que permiten trabajar lo antes posible en los aspectos de elongación, liberación miofascial y posteriormente el fortalecimiento de todos los grupos musculares del miembro inferior, pero en particular los abductores de la cadera.
Debe valorarse la prescripción de plantillas (ortesis plantar) y la necesidad o no de un realce en caso de dismetría.
Según la intensidad de los síntomas y la evolución de los mismos, se pueden comenzar la vuelta a la carrera con tramos cortos y rápidos, puesto que éstos provocan menos dolor que el rodaje a ritmo más bajo. Una buena forma de mantener la forma es realizar circuitos de fuerza haciendo las transiciones con carreras que se pueden ir alargando según la tolerancia. Si la exploración física es favorable se autoriza la carrera a pie empezando con unos 10 minutos y aumentando progresivamente el tiempo, siendo recomendado comenzar solo rodando en días alternos. Deben evitarse carreras cuesta abajo en las primeras semanas de reincorporación a los entrenamientos.
La mayoría de los corredores bien diagnosticados y tratados se recuperan en aproximadamente 6 semanas.
En los raros casos en los que fracasa el tratamiento conservador, por haberse planteado tarde o incorrectamente, puede ser necesaria una pequeña intervención quirúrgica que consistirá en la resección de un “rombo” en la zona degenerada de la cintilla ilio-tibial, o bien otras técnicas dirigidas al alargamiento del borde inferior de la misma. Ambas técnicas han ofrecido buenos resultados
S.O.T.
Servicio de Ortopedia y Traumatología
Sanatorio Clínica Modelo de Morón