Deformidad de los Dedos del Pie (Mazo, Garra, Martillo)
Los dedos en garra, mazo o martillo son unas deformidades que se producen en los dedos de los pies (excepto en el hallux o dedo gordo). Se trata de una patología que consiste en una flexión progresiva de los dedos de los pies, la cual puede llegar a convertir en imposible la extensión completa de los mismos.
Existen diferentes tipos de deformidades en función de la articulación que se ve afectada. Principalmente diferenciamos estas tres:
Dedo en Mazo
La articulación flexionada es la más próxima a la punta del dedo.
Dedo en Martillo
La articulación flexionada es la del medio.
Dedo en Garra
En este tipo se produce una hiperextensión de la articulación metatarsofalángica y una flexión de la articulación interfalángica proximal y distal.
En los dedos en garra y en los dedos en martillo hay que diferenciar entre dos tipos:
Flexible. Es aquella deformidad en la que al manipular el dedo, cuando comienza a aparecer esta patología, podemos lograr su extensión / flexión.
Rígida. Es aquella en la que no podemos corregir la deformidad al extender el dedo.
Síntomas
El síntoma principal de estos tres tipos es su deformación, pero cabe la posibilidad de que el paciente no perciba la patología ya que los dedos se desvían lentamente y no se refleja estéticamente hasta pasar un tiempo. Hay otras señales que pueden alertarnos de que las sufrimos:
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Pulpejo de los dedos afectados producto del roce excesivo con el calzado.
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Inflamación de las articulaciones interfalángicas.
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Dolor en la práctica de deporte.
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Dolor en la zona de la puntera del pie, que molesta a la hora de realizar actividades de la vida cotidiana como caminar cuesta arriba o cuesta abajo.
Causas
- Congénito. Una de las causas de estas deformidades, aunque no es la más común, es su origen congénito. En el caso de que se diera esta circunstancia, se podrá diagnosticar a tiempo. El traumatólogo aconsejará al paciente sobre los zapatos que debería utilizar y los tratamientos más adecuados para solucionar la deformidad.
- Calzado Inadecuado. La mayoría de los pacientes que acuden utilizan un calzado inapropiado, que comprimen los dedos, como los zapatos de taco alto, de punta muy estrecha o muy ajustados, los cuales hacen que se produzca un desequilibrio en tendones y músculos del pie, favoreciendo la formación de esta deformidad.
- Traumatismo. Si se golpea, aprieta o fractura un dedo del pie, es más probable que presentes un dedo del pie en martillo o en maza
- Factores Musculares / Articulares. Otra de las causas que puede provocar dedos en garra deriva de problemas musculares o articulares producidos por juanetes, pies cavos, pies planos, pies valgos o lesiones que han afectado a la forma del hueso. Estos tipos de pies son los más propensos a tener este problema.
Factores de riesgo
Algunos de los factores que pueden aumentar el riesgo de tener dedo del pie en martillo y dedo del pie en maza son los siguientes:
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Edad. El riesgo de tener dedo del pie en martillo y dedo del pie en maza aumenta con la edad.
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Sexo. Las mujeres son mucho más propensas a padecer dedo del pie en martillo o dedo del pie en maza que los hombres.
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Longitud del dedo del pie. Si tienes el segundo dedo del pie más largo que el dedo gordo, tienes más riesgo de desarrollar dedo del pie en martillo o dedo del pie en maza.
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Determinadas enfermedades. La Artritis Reumatoidea y la Diabetes pueden volverte más propenso a desarrollar deformidades de los pies. También pueden influir algunos factores hereditarios.
Diagnóstico
El traumatólogo especialista, a través de una exploración física, podrá afirmar esta sospecha diagnóstica de dedo en garra, mazo o martillo al observar la flexión del dedo.
Por otro lado, también es aconsejable hacer un completo estudio biomecánico de la marcha y pisada. De este modo, en movimiento, se observará la deformidad del dedo y determinará de forma más precisa el grado del problema.
Tratamiento
Respecto a los tratamientos, existen diferentes tipos dependiendo del grado de deformidad y rigidez (no es lo mismo tratar una deformidad "flexible" que "rígida"). A continuación, enumeramos los más utilizados:
Ortesis Plantares: el uso de plantillas personalizadas ayuda a estabilizar el pie y evitar la deformidad de los dedos. En ocasiones, estas patologías derivan de una incorrecta forma de caminar de una persona.
Elongación: la elongación de los músculos extensores y flexores es recomendable para evitar la rigidez en flexión de las articulaciones.
Ortésis de Silicona: el uso de ortésis de silicona a medida ayudan a corregir, paliar y frenar el avance de la deformidad. Este tratamiento puede ser determinante en etapas de la vida como niñez y adolescencia, ya que la deformidad será flexible y se podrán reducir los signos y síntomas.
Calzado Correcto: se recomienda utilizar un calzado de tamaño adecuado, amplio de horma y cómodo para evitar que los dedos queden apretados en su interior. Además, se recomienda evitar tacos altos y de punta estrecha, en la medida de lo posible.
Cirugía
Los tratamientos anteriores son conservadores, utilizados cuando la deformidad está en grado "flexible". El tratamiento quirúrgico se dará en casos más severos y "rígidos", cuando no se obtiene mejoría de forma conservadora.
- Artroplastia de articulación (corrección de la deformidad de la articulación): elongación de tendones, osteotomía (corte de hueso), resección de parte del hueso a ambos lados de la articulación del dedo y así el dedo se vuelve a enderezar. Esto puede realizarse con cirugía abierta o percutánea. Puede dejarse inmovilizarse la osteotomía con vendaje o fijarse con algunas de las nuevas alternativas disponibles.
- Osteotomía del metatarsiano: esta técnica es utilizada para corregir las alteraciones que se producen en el metatarsiano (hueso que une los dedos con el resto del pie). Esta cirugía es muy beneficiosa, ya que disminuye el dolor plantar y mejora la marcha. Actualmente se recomienda realizarla en forma mínimamente invasiva.
Por lo general, en este tipo de cirugías no se precisa de internación hospitaliaria prolongada, pudiéndose así ir a casa el día de la intervención quirúrgica. Podrá apoyar el pie desde el mismo día de la cirugía utilizando un calzado post-quirúgico especial que se retirará en torno a las 3 semanas.
El paciente obtendrá una recuperación total en torno al mes y medio de la intervención y podrá retomar su actividad deportiva en torno a los dos meses de la cirugía.
Concurre a nuestro servicio, serás evaluado y tratado en base al conocimiento de nuestros especialistas de la Unidad de Patologías de Tobillo y Pie.
S.O.T.
Servicio de Ortopedia y Traumatología
Sanatorio Clínica Modelo de Morón