Tendinitis Insercional del Tendón de Aquiles
¿Qué es la tendinitis insercional (entesitis) de Aquiles?
Es la degeneración de las fibras del Tendón de Aquiles directamente donde se inserta en el hueso del talón (calcáneo). Puede asociarse con la inflamación de una bursa (retrocalcánea) o la vaina que recubre el tendón en la misma zona.
Anatomía
El Tendón de Aquiles es el tendón más largo del cuerpo. Se forma mediante la combinación de los músculos superiores de la pantorrilla (Gemelos y Sóleo) y su función principal es la flexión plantar del tobillo, propulsando la marcha al caminar, correr o saltar. Durante estas actividades soporta fuerzas de hasta 10 veces el peso corporal. Se inserta en la parte posterior del Calcáneo. Puede haber una capa que se extiende desde la parte posterior del hueso del talón en el sitio de la inserción, así como una protuberancia del hueso del talón en esta zona, que se denomina Deformidad de Haglund y que puede provocar una irritación mecánica del Tendón de Aquiles. Al igual que el tamaño y la forma de la nariz varían, también pueden variar el tamaño y la forma de estos huesos.
¿Cuáles son los síntomas?
La mayoría de los pacientes informan la aparición gradual de dolor e inflamación en la inserción del Tendón de Aquiles, en la parte posterior del hueso del talón, sin una lesión específica. Al principio, el dolor se advierte solamente después de realizar una actividad física, pero se torna más constante con el tiempo. El dolor empeora si la persona salta o corre y, en especial, si realiza deportes que requieren sesiones cortas de estas actividades. Se presenta sensibilidad directamente en la parte posterior del hueso del talón y, en general, hay una protuberancia ósea en esta zona. El dolor limita al paciente a colocar el tobillo en una posición superior a los 90 grados.
¿Qué factores provocan la tendinitis insercional de Aquiles?
La causa es principalmente una degeneración del tendón. La edad promedio de los pacientes es de 40 años. Las afecciones asociadas con un mayor riesgo incluyen Psoriasis y Síndrome de Reiter, Espondiloartropatía, Gota, Hiperlipidemia familiar, Sarcoidosis e Hiperostosis Esquelética Idiopática Difusa, así como el uso de medicamentos, como Esteroides y Antibióticos (Fluoroquinolonas).
¿Cómo se realiza el diagnóstico de la tendinitis insercional de Aquiles?
Esto sigue siendo principalmente un diagnóstico clínico. Las radiografías pueden mostrar depósitos de calcificación dentro del tendón, en la zona donde se inserta en el talón (60% de las veces); asimismo, la presencia de estos depósitos se asocia con una tasa de éxito más reservada respecto del tratamiento no quirúrgico y una recuperación mucho más prolongada si se realiza la cirugía. Las radiografías también pueden mostrar la deformidad de Haglund.
La Resonancia Magnética (RM) sigue siendo la opción de imágenes preferida, ya que puede determinar la extensión de la Degeneración del tendón, así como también otros factores, como la Bursitis, que pueden contribuir al dolor posterior del talón.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento?
Opciones de tratamientos no quirúrgicos
Este tratamiento sigue siendo efectivo en la mayoría de los pacientes, aunque esto consume tiempo y resulta frustrante para los pacientes activos. Es menos probable que el tratamiento resulte exitoso si los síntomas han estado presentes durante más de seis meses. El manejo no quirúrgico incluye medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, reposo, inmobilización, limitación de las actividades, hielo, baños de contraste, estiramiento y elevación del talón. La rehabilitación kinésica consisten en realizar magenetoterapia, ejercicios de fortalecimiento, movilización, etc. Esta etapa puede prolongarse entre 2 y 3 meses. El cambio de hábitos en la actividad física (reducir la intensidad, practicar otros deportes) y optar por superficies más suaves, pueden calmar considerablemente el dolor. Habitualmente se recomienda también un cambio en el calzado o el uso de plantillas personalizadas que ayuden a levantar el talón y reducir la tensión al correr o caminar.
Opciones de tratamientos quirúrgicos
El tratamiento quirúrgico se indica si no funciona el tratamiento no quirúrgico de varios meses. Con la cirugía, se retiran las porciones degenerativas del tendón, todo hueso que esté irritando el tendón y todo tejido de la bursa inflamada. Si el tendón es corto, puede ser necesario prolongarlo. La unión del tendón al hueso del talón posiblemente deba ser fortalecida con suturas que se adhieren directamente al hueso.
Para lograr estos objetivos, se utilizan diversos enfoques y técnicas diferentes, incluida la artroscopía. No hay un consenso claro respecto de qué método es el mejor en términos de éxito y complicaciones.
Algunos pacientes pueden necesitar uno a dos años para recuperarse luego de un tratamiento quirúrgico y no quirúrgico. Se obtienen resultados buenos a excelentes después de la cirugía en alrededor del 75% de los casos.
Posibles complicaciones
Debido al riego sanguíneo deficiente hacia la piel y el tendón en esta zona, el mayor riesgo posterior a la cirugía son las complicaciones o la infección de la herida quirúrgica, así como la desinsersión del tendón.
¿Ayudaría una inyección de cortisona?
Las inyecciones de cortisona no se recomiendan para el tratamiento de estos tipos de problemas del Tendón de Aquiles porque pueden ocasionar la muerte del tendón y facilitar su ruptura.
S.O.T.
Servicio de Ortopedia y Traumatología
Sanatorio Clínica Modelo de Morón